Según el profesor mexicano Luis Rodríguez Manzanera –en una frase que se ha convertido en todo un referente– se dice que los italianos han inventado cuatro veces el Derecho Penal: La primera con el imperio de Roma, al realizar la gran obra jurídica; la segunda con Beccaria, al decir al hombre: "Ve y cumple el Derecho"; la tercera con Lombroso, Ferri y Garófalo, al decir al Derecho: "Ve y estudia al hombre"; y la cuarta al tratar de reunir y conciliar los conceptos anteriores para fundar la "Tercera Escuela" de Derecho Penal.
Otro modelo de referencia en este ámbito, el español Antonio García-Pablos de Molina encuadró esta Terza Scuola italiana o Positivismo crítico entre las denominadas escuelas eclécticas –junto a la Escuela de Marburgo o Joven Escuela de Política Criminal y la Escuela o Movimiento de la Defensa Social–, tres escuelas que pueden calificarse de “intermedias” (…) porque trataron de buscar el difícil equilibrio entre los postulados clásicos y los positivistas. Aunque no convencieron ni a unos ni a otros –el sociólogo Enrico Ferri las calificó de “meteoritos de corta duración”– merecen ser citadas por el esfuerzo de síntesis que llevaron a cabo más que por la escasa originalidad de las mismas en las diversas áreas del saber. El artículo que he publicado en el nº 38 de la revista Quadernos de Criminología nos aproxima a sus autores más destacados (Emanuele Carnevale, Bernardino Alimena, Giovan Battista Impallomeni, Michelangelo Vaccaro y Ferdinando Puglia), sus obras y los postulados que defendieron.
15 de agosto de 2017
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