En el Altiplano Central de México se encuentran las pirámides y templos de Teotihuacán, dispuestos en torno a la llamada Calzada de los Muertos. Según los expertos, aquella ciudad de los dioses –que llegó a ser la más influyente de la América Precolombina, entre los siglos III a VII de nuestra era– se convirtió en el centro espiritual del pueblo tolteca.
Para esta cultura no existía la individualidad sino que todo cuanto existía conformaba un único ser.
He querido recurrir a la tradición tolteca para prologar el nuevo libro Tópicos selectos de criminalidad contemporánea [México D.F: Flores, 2017] que coordino, como undécimo tomo de la colección de Temas selectos de Criminología, Criminalística y Victimología Criminal dirigida por Wael Hikal, porque, en su conjunto, hemos participado autores de dieciséis países y territorios de todo el mundo, dejando de ser meros individuos para integrarnos en el ambicioso y enriquecedor reto en el que se ha convertido este proyecto común. Nuestra intención –aunque pueda parecer un contrasentido– ha sido sencilla y a la vez ambiciosa: pretendemos elevar el nivel intelectual de los lectores para que cada uno adquiera los conocimientos más avanzados que se han desarrollado en esta apasionante disciplina científica. Por mi parte, participo también con un artículo sobre El crimen ecológico internacional; donde analizo que al planeta no le falta voluntad pero le fallan las fuerzas para hacer frente a las conductas delictivas relacionadas con el medio ambiente.
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