Aunque la capital de Irlanda no tiene el relumbrón de otras ciudades de la Vieja Europa, lo cierto es que tampoco necesita compararse con nadie para conquistar el ánimo del visitante. Dublín te ofrece rincones llenos de encanto y el sabor de un carácter tan cercano al español que te hará sentir como en casa; sólo tienes que disfrutar de una pinta de cerveza en un pub para entender cómo disfrutan de la vida los irlandeses. Puedes leer mi artículo en la revista on line Travellersbook, pulsando aquí. Las fotos son de Leandro Escudero.
2 de marzo de 2011
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