Desde el 1 de julio de 2002, cuando entró en vigor el Estatuto de Roma de 1998, la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya (Holanda) pasó a ser el primer tribunal penal, internacional y permanente de la Historia de la Humanidad. Aunque la integran 114 Estados parte –de los casi 200 que existen en el mundo– tiene notables ausencias; nada menos que a tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Estados Unidos, China y Rusia) además de la India y de la mayoría de los países islámicos. La CPI es el órgano competente para enjuiciar los cuatro crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional (genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crímenes de agresión); sobre ellos escribo en este artículo que acaba de ser publicado en el número 13 de la revista Quadernos de Criminología.
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