En plena Belle Époque francesa –como habitualmente se conoce a las dos décadas previas a la I Guerra Mundial (1914-1918), evocando la alegría de vivir que caracterizó a aquellos años anteriores al conflicto bélico– París se convirtió en el epicentro cultural de numerosos movimientos artísticos que alcanzaron su mayor apogeo durante el tránsito del siglo XIX al XX y que se caracterizaron por revitalizar el modo de concebir el arte, acercándolo al gran público, más allá de las galerías, de forma que toda la sociedad pudo descubrir la belleza de aquellos sorprendentes cuadros impresionistas, simbolistas, puntillistas, cubistas, fauvistas… y las obras de uno de los grupos más singulares de aquel momento: los nabí. El cuadro que nos legó para la posteridad la imagen de algunos de los integrantes de aquel colectivo –los Cinco pintores (en referencia a Bonnard, Vuillard, Cottet y Roussel)– fue realizado en 1902 por un joven suizo llamado Félix Vallotton que se autorretrató como el quinto pintor que da título a la obra aunque se situó en un humilde segundo plano, el primero por la izquierda, quizá porque se quiso mostrar al margen del resto, dado su habitual carácter insatisfecho que le impedía sentir cualquier arraigo, comportándose como un creador que busca su propio camino sin querer sentirse etiquetado ni encuadrado en alguna corriente. En el número XLVI de la revista CONT4BL3 analizo la trayectoria de este creador y la historia de una de sus obras más curiosas, el falso retrato de un contable. Puedes descargártelo en pdf pulsando en este enlace.
24 de mayo de 2013
21 de mayo de 2013
Conferencia en la Fundación Ramón Areces, de Madrid
Juan Moral de la Rosa (abogado, exfiscal de la Audiencia Nacional y Directivo de la Asesoría Jurídica de El Corte Inglés) y Jesús Santos Alonso (abogado, Director del Departamento Penal de Baker & McKenzie y exfiscal de la Audiencia Nacional) dirigen la jornada sobre Criminología y Derecho Penal que se celebrará en la sede de la Fundación Ramón Areces, en Madrid (c/ Vitruvio, 5), el 11 de junio de 2013, a partir de las 11h30, en sesiones de mañana y tarde. Por mi parte, participaré en la primera mesa redonda del día con la conferencia Las plusmarcas del crimen: la historia de algunos récord de homicidas y asesinos. La asistencia a esta jornada de formación es gratuita y, para acudir, sólo hay que inscribirse on line cumplimentando un sencillo formulario en la web de esta institución que, desde 1976, viene fomentando la investigación científica en España, como motor de progreso y modernidad.
2 de mayo de 2013
La libertad de imprenta y las mariposas de Cádiz en Timón laboral # 21
En 1811, después de que las Cortes se trasladaran a Cádiz desde la Isla de León, la aristocrática calle Ancha de la capital gaditana se convirtió en el corazón de España –como la definió Benito Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales– porque allí se conocían, antes que en ninguna parte (…) los proyectos legislativos, los decretos del Gobierno legítimo y las disposiciones del intruso (…) Conocíanse asimismo los cambios de empleados y el movimiento de aquella administración que, con su enorme balumba de consejos, secretarías, contadurías (…) se refugió en Cádiz de la invasión de las Andalucías. Lógicamente, aquella populosa vía acabó convirtiéndose en el epicentro del floreciente negocio de la edición, de forma que allí aparecieron –en palabras del célebre novelista y cronista canario– arrebatados de una a otra mano, los primeros números de aquellos periodiquitos tan inocentes, mariposas nacidas al tibio calor de la libertad de imprenta. Gracias al Real Decreto de 10 de noviembre de 1810 que estableció esa libertad –que, hoy en día, se correspondería con la libertad de expresión– y a la facultad prevista en el Art. 131.24ª de la Constitución de 1812, Cádiz se convirtió en la cuna del periodismo español. Este es el tema sobre el que escribo en el número 21 de la revista Timón laboral.
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